La vivienda se proyecta buscando un máximo confort y sostenibilidad. Se consigue un edificio de consumo casi nulo gracias a su envolvente, su orientación y al uso de energías renovables como la aerotermia y a la instalación de placas fotovoltaicas que prepara la vivienda para el autoconsumo.
La fachada se resuelve con un aislamiento exterior tipo Sate que elimina cualquier puente térmico de la vivienda.
Se consigue una vivienda compacta, fluida y conectada con su propio espacio exterior controlado, creando un pequeño oasis dentro de la metrópoli.